¿Cuántos pimientos gallegos conoces? ¿Uno, dos, …tres? Hay casi diez y cinco con Denominación o Indicación de Origen Protegida

Si hiciésemos una encuesta en España sobre pimientos gallegos a buen seguro que todo el mundo nombraría uno sin casi pensar, el de Padrón (Herbón) y añadiría sin requerírselo “uns pican e outros non”. Hacer la misma pregunta en Galicia, salvo en algunas zonas muy concretas, daría prácticamente el mismo resultado. Ni los propios gallegos son conscientes de la enorme variedad de pimientos autóctonos que hay en su geografía. Son casi diez los registrados y cinco de ellos tienen Denominación o Indicación de Origen Protegida, casi igualando a los vinos en sellos de calidad y superando con mucho a cualquier otra comunidad autónoma española.

Los pimientos que se cultivan en la zona de Padrón, los de la Denominación de Origen pemento de Herbón son, sin duda, uno de los productos más famosos de la huerta gallega, apreciado no solo en España si no también Europa y en casi todos los rincones del mundo. Un merecido aprecio que se ha ganado a pulso por su singularidad, su sabor y ese toque medio mágico del ligero picor aleatorio. El pimiento de Padrón es en temporada uno de los reyes de la cocina galega.

Una aclaración importante sobre la denominación que no pocas veces confunde a los consumidores. Herbón es una parroquia de Padrón y el lugar en el que se ubica el monasterio del mismo nombre al que llegaron las primeras semillas de pimiento a Galicia.

De aspecto y sabor casi igual son los que se cultivan en la zona de Ferrolterra, la variedad pemento do Couto. Con Indicación Geográfica Protegida, se diferencia de los de Herbón en pequeños detalles como el tamaño, un poquito mayor, y el color, de un verde ligeramente más oscuro, pero tienen un rasgo que los hace radicalmente diferentes, jamás pican. Por ahora su consumo no está muy extendido más allá de la zona geográfica donde se cultiva, pero su sabor y la garantía de que no pican los están haciendo cada vez más populares.

Verde y de pequeño tamaño es otra variedad autóctona que se cultiva en la provincia de Lugo, el de la Indicación Geográfica Protegida pemento de Mougán. A pesar de las similitudes con los dos anteriores, es un pimiento un poco más redondeado y carnoso y tiene una terminación achatada que popularmente se llama “morro de vaca”. Como los de Padrón, unos pican y otros no, pero en este caso el consumidor tiene elección. Los cogidos en su primera fase de crecimiento no pican, pero sí lo hacen al alcanzar mayor tamaño. Se comercializan las dos versiones de forma diferenciada, así que no hay lugar a la sorpresa.

Una aclaración. Estos pimientos autóctonos gallegos no son pequeños por naturaleza. La explicación de su tamaño es que la tradición manda recolectarlos y consumirlos en sus primeras fases de crecimiento.

También es tradicional llamarlos por el topónimo de un lugar de la zona en la que se cultivan. Los de Herbón proceden de cinco municipios de las provincias de A Coruña y Pontevedra (Padrón, Dodro, Rois, Pontecesures y Valga). Los de O Couto de la zona de Ferrolterra que abarca los municipios de Ferrol, Narón, Valdoviño, Cedeira, Moeche, As Somozas, San Sadurniño, Neda, Fene, Mugardos y Ares. Los lucenses de Mougán se llaman así por la parroquia del mismo nombre, en el Ayuntamiento lucense de Guntín, término municipal en el que se cultiva esta exquisitez verde.

Los otros dos pimientos gallegos con sello de calidad europeo son los de Oímbra y Arnoia. Ambos tienen también Indicación Geográfica Protegida. Tanto uno como otro son de un tamaño mayor que los de Herbón, Do Couto y Mougán.

El pemento de Arnoia se recolecta y consume cuando es de un tamaño mediano. Tiene un color verde claro. Su sabor es suave y no pica. Toma su nombre del municipio ourensano en el que se cultiva, Arnoia, en plena comarca del vino de O Ribeiro. Se recolectan también en la parroquia de Meréns, en el vecino municipio de Cortegada.

Los de Oímbra se cogen y consumen en estado inmaduro intermedio y son perfectamente reconocible por su color de un verde muy claro, casi amarillo en su mejor momento de sabor. Es dulce y su olor muy intenso. Tampoco pica. El pemento de Oímbra es el de mayor tamaño de los cinco con Denominación o Indicación Geográfica Protegida. Se cultiva prácticamente en el mismo territorio que los viñedos del vino de Monterrei: Oímbra, Verín, Castrelo do Val, Monterrei, Cualedro, Laza, Riós y Vilardevós.

Hay otras variedades autóctonas que no cuentan, al menos de momento, con reconocimiento de origen, pero que son también ecotipos exclusivos de determinadas zonas geográficas de Galicia. Entre ellos, los Piñeira, que se cultivan en el municipio lucense de Ribadeo, el de Punxín, de la provincia de Ourense o el blanco de O Rosal y los morrones de Cambados, ambos de la provincia de Pontevedra.

El cultivo del pimiento en Galicia comenzó en el siglo XVII con unas semillas traídas desde el estado mexicano de Tabasco por los monjes Franciscanos al convento de Herbón, la parroquia de Padrón en la que se ubica el monasterio. Desde allí se extendieron por el resto de la geografía gallega, siguiendo los distintos caminos a Santiago de Compostela. Los agricultores locales, la climatología, el minifundio y el tiempo han forjado todas estas variedades que, no sin amenazas y muchos contratiempos, han sobrevivido para deleite de nuestros paladares.